“No tengáis miedo·”
¡El Señor viene! En realidad, desde la vivencia de la fe y de la confianza en Él, bien podemos afirmar que el Señor está siempre viniendo, está en medio de nosotros, caminando a nuestro lado
¡El Señor viene! En realidad, desde la vivencia de la fe y de la confianza en Él, bien podemos afirmar que el Señor está siempre viniendo, está en medio de nosotros, caminando a nuestro lado
En 1925 Pío XI estableció la fiesta litúrgica de Jesucristo rey del universo. Por esas fechas era ya manifiesta la apostasía de las masas y los Estados modernos no aceptaban la tutela de la religión cristian
En vísperas de la fiesta de Cristo Rey del próximo domingo, con la que la iglesia cierra el ciclo litúrgico, el evangelio de hoy sigue poniendo su mirada en el último tramo del recorrido cristiano
Nos acercamos al final del Año Litúrgico y la liturgia enfoca nuestra mirada sobre la venida definitiva del Señor al final de los tiempos. Dirigir nuestra vista al horizonte del camino no significa quedarnos contemplando
La liturgia de hoy nos muestra como Dios sigue llamando a cada uno de nosotros, sus hijos, para integrarnos en su proyecto de amor, dándonos pautas en su seguimiento para transformar nuestras vidas
¿No nos sentimos a veces envueltos en una multitud de preceptos y normas, tradiciones y costumbres que debemos cumplir?
La existencia de cada persona se realiza y se desarrolla (o se ve impedida y obstaculizada) en diferentes ámbitos: la sociedad, con sus distintos elementos: político, económico, educativo
Recibir el consuelo de Dios es una de las experiencias religiosas más intensas e iluminadoras que puede experimentar el creyente.
El relato del Evangelio de este domingo comienza de manera similar al canto de Isaías: “Un propietario plantó una viña, la rodeó con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre
La Palabra de Dios nos sitúa este domingo ante la responsabilidad personal en el seguimiento de Jesús. Como en tantas otras dimensiones de la vida, la ambigüedad de nuestra condición humana
La parábola de los obreros de la viña nos invita a reflexionar una vez más sobre el Reino de los Cielos o Reino de Dios donde muestra que lo esencial de la vida cristiana
En este vigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario (17 de septiembre), las lecturas nos invitan a reflexionar sobre el perdón y la reconciliación.
Jesús dio gracias al Padre porque “no he perdido a ninguno de los que me diste”. Es un buen propósito y digno de ser imitado por toda persona de cualquier raza, cultura o creencia.
En la primero y segunda lecturas de este domingo (XXII del T.O. 3 de septiembre), aparecen un par de cuestiones que llaman la atención, por paradójicas, en nuestra realidad actual.
El encuentro con Jesús, el Cristo, mueve, interroga, permite que nos abramos a la plenitud de la existencia y a la salvación que irrumpe con su presencia en nuestras vidas, al calor de la comunidad